Eufemísticos “muros de prosperidad”
Vaclav Masek describe las narrativas migratorias y la frustrante política actual.
Desde octubre de 2019, la Patrulla Fronteriza de los EE.UU. encontró más de 690,000 ciudadanos guatemaltecos en su frontera suroeste. Para explicar qué impulsa el movimiento masivo de diversas poblaciones y cómo gestionarla mejor, han emergido un conjunto complejo de narrativas interconectadas aunque a veces contradictorias. Un trasfondo dominante ha sido la presión sobre Guatemala para que detenga la migración irregular hacia el norte a través de la implementación de controles migratorios e inversiones para atender las “causas de origen” de la migración. Por eso, el presidente Alejandro Giammattei ha dicho que la única forma de detener la migración irregular no es erigir muros físicos en las fronteras, sino construir “muros de prosperidad” en Centroamérica.1
Las narrativas en muchas comunidades locales presentan la emigración como un salvavidas económico y una fuente de orgullo, a menudo considerando que las oportunidades disponibles en el país son inferiores a las que existen en el extranjero. La intersección de estas dos narrativas—controlar el flujo migratorio y subrayar la relevancia económica—revela algunas de las tensiones inherentes a la forma en que las sociedades comprenden la movilidad: a veces como un activo crítico y a veces como una amenaza desestabilizadora; algo que debe fomentarse y facilitarse, o algo que debe prevenirse.
En Guatemala existe un reconocimiento generalizado de que los migrantes que ganan dinero en el extranjero y envían remesas a casa es una estrategia fundamental de subsistencia y un medio de supervivencia. Por ejemplo, el Banco de Guatemala registra que, en 2022, el PIB fue de US$74,420 millones. Las remesas familiares ascendieron a US$18,040 millones, representando un 24.2% del PIB.
Hoy, las cifras de todos los meses del 2023 ya son mayores que las del año pasado.
Las narrativas sobre el control migratorio se han generalizado ya que los gobiernos centroamericanos están atrapados entre las demandas de restringir la migración irregular y las obligaciones domésticas hacia sus propios ciudadanos. A medida que las crisis migratorias en Centroamérica se han vuelto más visibles y prominentes, se ha materializado en la región una estrategia política altamente securitizada que se centra en la aplicación de la ley y la seguridad, impulsada en gran parte por la presión para reducir la migración irregular que viene desde Washington. Hemos visto cómo los políticos centroamericanos han invocado las caravanas de migrantes para justificar mayores restricciones a la migración, aunque estas mismas caravanas también dieron lugar a contra-narrativas que instaban a la solidaridad y la compasión por los migrantes, así como a una tendencia contraria de algunos gobiernos al abogar por los derechos de sus ciudadanos en el extranjero.
Al mismo tiempo, la emigración también se presenta con frecuencia como una amenaza, tanto para los individuos como para la sociedad. Esto se debe no solo al peligroso viaje que emprenden muchos migrantes irregulares y la posible explotación que pueden enfrentar antes de llegar al destino, sino también porque se percibe que la emigración tiene el potencial de desestabilizar socioeconómicamente a los países de origen ya que las familias se separan y las comunidades pierden algunos de sus miembros más productivos. Las formas en que los diferentes actores comunitarios enfatizan estas amenazas o beneficios, desde políticos nacionales hasta agencias donantes y líderes, brindan una ventana importante sobre cómo se diseñan y reciben las políticas migratorias.
Cuando el gobierno habla sobre la reducción de la emigración mediante la creación de oportunidades económicas en el país, la población es proclive a exagerar la escala y la velocidad del éxito de las inversiones en desarrollo. La presión para efectuar cambios rápidamente puede estar generando expectativas poco realistas sobre la capacidad de los nuevos programas para reducir la migración irregular y crear oportunidades significativas de subsistencia para los posibles migrantes a corto plazo. Algunas investigaciones han demostrado que mejorar condiciones locales puede conducir a mayor migración y que los programas de desarrollo necesitan la participación de la comunidad para cambiar el cálculo de costo-beneficio en torno a la migración.2
El deseo de los guatemaltecos de emigrar sigue en aumento. Aproximadamente cuatro de cada diez hogares (43 por ciento) indicaron en 2021 el deseo de emigrar permanentemente a otro país dentro de un año, en comparación con el 8 por ciento en 2019. En particular, las personas que experimentaban inseguridad alimentaria tenían más probabilidades (23 por ciento) de hacer preparativos concretos para migrar que aquellas que tenían seguridad alimentaria (7 por ciento). Es decir, los “muros de prosperidad” que planteó la actual administración guatemalteca son un eufemismo: exacerbadas por las crisis superpuestas de la pandemia, los desastrosos eventos climáticos y la autocratización política son restricciones militarizadas a la movilidad.
“Cuatro de cada diez hogares (43 por ciento) indicaron en 2021 el deseo de emigrar permanentemente a otro país dentro de un año, en comparación con el 8 por ciento en 2019.”
Mientras tanto, en EE.UU, el consenso bipartidista de erigir muros fronterizos se confirma con los 32 kilómetros (20 millas) en el condado de Starr en Texas a lo largo de su frontera con México, donde las autoridades informan de un gran número de cruces. La construcción de un muro fronterizo fue una política distintiva de Donald Trump como presidente y a la que los demócratas se opusieron ferozmente.
Y a pesar de que en 2020 Biden prometió que no construiría ni un pie más de muro si era elegido, Biden dijo que "no puede detener" la construcción del muro fronterizo porque los fondos para ello ya han sido asignados. Cuando se le preguntó esta semana pasada si creía que el muro podría funcionar, respondió simplemente: "no".
“Presidente Giammattei ratifica propósito de crear muros de prosperidad y oportunidades para la población.” 7 de junio de 2021. Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia de la República: https://guatemala.gob.gt/presidente-giammattei-ratifica-proposito-de-crear-muros-de-prosperidad-y-oportunidades-para-poblacion/
Ruiz Soto, Ariel G., Natalia Banulescu-Bogdan y Aaron Clark-Ginsberg con Alejandra Lopez y Alejandro Vélez Salas. 2023. “Narrativas migratorias en el norte de Centroamérica: cómo las historias contrapuestas dan forma a políticas y la opinión pública en Guatemala, Honduras y El Salvador.” Washington, DC: Migration Policy Institute.