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Volver a empezar
Hugo Maúl R.
El exacerbado clima de tensión, polarización política, guerra psicológica e intranquilidad que ha rodeado el período electoral y transición de mando dejan una profunda huella en todos los guatemaltecos. Las expectativas que cada quien tiene respecto del nuevo gobierno, para bien o para mal, están altamente ligadas a todas las vicisitudes que el país atravesó durante el último año. Desde las expectativas altamente positivas de quienes se identifican con la forma de pensar del nuevo gobierno, hasta las expectativas totalmente negativas de quienes ven en el nuevo gobierno la materialización de sus peores pesadillas.
Nadie pone en duda la complicada situación política, social y económica que recibe el nuevo gobierno, sobre todo dado en lo que respecta a los niveles de corrupción, arbitrariedad, inefectividad profundamente enraizados en los tres poderes del Estado. A lo que se suma una profunda erosión institucional a todos los niveles de gobierno, producto de un prolongado y profundo proceso de cooptación del Estado por grupos con todo tipo de intereses anómalos. Sin embargo, si la natural selectividad de la memoria se hiciera a un lado, la situación que afronta la nueva administración tampoco es particularmente distinta a la que han vivido otras administraciones anteriores. Lo cual no implica negar las complicaciones particulares que tiene la situación actual, sino tratar de dimensionar desapasionadamente el tipo de desafíos que la nueva administración deberá afrontar y sus posibilidades reales de éxito o fracaso.
Sin pretender disminuir la gravedad de muchos de los acontecimientos que rodearon este proceso electoral y la asunción del nuevo gobierno, es importante evitar que las emociones y sentimientos que han rodeado este proceso sesguen en extremo, positiva o negativamente, las valoraciones de los cambios que realmente puede lograr esta nueva administración. Así como resultaría sano evitar una defensa a ultranza de todo lo que haga el nuevo gobierno, independientemente del mérito técnico y político de sus decisiones, también resultaría sano no incurrir en una oposición intransigente, en extremo crítica e impaciente. Así como no resultaría aceptable que el nuevo gobierno se victimice en exceso de la difícil situación que encuentra, tampoco sería ecuánime exigirle de más al nuevo gobierno, haciendo caso omiso de los perversos problemas que hereda de administraciones anteriores.
La nueva administración deberá hacer frente a complejos problemas que no tienen una solución inmediata y óptima; problemas que han estado siempre presente y que seguramente seguirán existiendo. Lo cual no justifica cruzarse estoicamente cruzado de brazos ante la imposibilidad de eliminarlos rápida y efectivamente; así como tampoco se justificaría soñar con soluciones mágicas a los mismos. Hay que ver el estado real de la situación y evitar idealizar la idoneidad y efectividad de las soluciones propuestas; muchos de los problemas que se tienen por delante no tienen una solución óptima, definitiva e inmediata. Aunque suene extraño, las soluciones a los mismos tienen una importante dosis de prueba y error; constante aprendizaje; y reformulación de los objetivos.
En ninguna de las áreas de política pública en las que actuará el nuevo gobierno ha existido nunca una situación ideal, a la que simplemente se deba volver para que reine nuevamente la concordia, abundancia y justicia en el país. La corrupción es uno de estos ejemplos; sería ingenuo pensar que el nuevo gobierno tiene la llave mágica para erradicar este flagelo de un plumazo; este tipo de problemas no surgieron de la noche a la mañana y tampoco desaparecerán de esa forma. Tan solo moverse en una dirección de mejora respecto de la situación actual, es ya un gran logro; evitar que la corrupción siga creciendo sería ya un gran resultado.
“En ninguna de las áreas de política pública en las que actuará el nuevo gobierno ha existido nunca una situación ideal, a la que simplemente se deba volver para que reine nuevamente la concordia, abundancia y justicia en el país.”
El grupo de ciudadanos que esperan grandes cambios del nuevo gobierno no es menor; muchos de ellos consideran que el país está a la puerta de un nuevo renacer. Para muchos de ellos se abre la puerta a una nueva primavera democrática, en donde el país tomará el rumbo que perdió hace casi ochenta años. Quienes así piensan deben tener claro que, como dijo Machado, “se hace camino al andar”; y que cuando el terreno es rugoso, empinado y peligroso, hasta el más simple paso puede resultar muy complicado y el andar lento y pausado. No reconocer esta realidad y dar paso a un optimismo desbordado acerca de las posibilidades reales de cambio es lo que menos necesita la nueva administración. El desencantó y frustración ante la ausencia de cambios profundos e inmediatos solamente haría aún más la difícil tarea que tiene la nueva administración por delante. Otra fracción importante de la población votó por esta opción para evitar que una peor llegara al poder. Tales votantes, probablemente, no esperan nada del nuevo gobierno y mientras la situación actual no se agrave, estarán satisfechos. Algunos de ellos, después de todo lo vivido, probablemente le dan hoy la ventaja de la duda al nuevo gobierno y están dispuestos a ser pacientes y tolerantes siempre y cuando existan señales claras y creíbles de cambio.
Debe reconocerse que buena parte de los problemas existentes son producto de un largo y profundo proceso de deterioro institucional, legal, moral, político y social que no se puede revertir de manera instantánea. Deben pues, las nuevas autoridades, modular las expectativas de la población y evitar triunfalismos innecesarios. La “Ciudad del Sol” no está a la vuelta de la esquina; el nuevo gobierno debe concentrar sus fuerzas en unas cuantas prioridades, en lugar de dispersarse en una multiplicidad de objetivos, tareas y proyectos.
“Debe reconocerse que buena parte de los problemas existentes son producto de un largo y profundo proceso de deterioro institucional, legal, moral, político y social que no se puede revertir de manera instantánea.”
En un período presidencial difícilmente pueden lograrse todos los cambios que el país necesita, pero pueden dejarse sentadas las bases en áreas prioritarias. El nuevo gobierno no la tiene fácil, sin embargo, tiene en sus manos la oportunidad para retomar el rumbo e iniciar algunos cambios profundos en áreas clave.
Continuar con la confrontación que se ha vivido en el pasado reciente es un juego de suma negativa: todos pierden a largo plazo. La guerra de desgaste de los últimos meses no garantiza la victoria a nadie; solo contribuye a profundizar el deterioro institucional y a reducir aún más, la ya disminuida, capacidad del sector público. Debe evitarse que el conflicto de estos últimos meses y la extrema polarización se siga robando la atención de los actores estratégicos de la escena nacional, de manera que no quede espacio alguno para abordar los temas torales que se necesitan para salir adelante y el país termine por sumirse en el caos y la destrucción.
Comienzan las elecciones en EE.UU.
Vaclav Masek
El ciclo electoral en Guatemala ha sido agotador. Pero ahora nos toca monitorear las elecciones generales en Estados Unidos, cuyo extenso calendario de comicios a nivel estatal da inicio mañana lunes 15 de enero con el Caucus del Partido Republicano en Iowa.
También conocido como asamblea partidista, el Caucus de Iowa constituye un evento electoral en el cual los residentes del estado de Iowa se congregan en asambleas en sus 1,681 recintos para seleccionar delegados destinados a las convenciones del condado. Estas convenciones, a su vez, eligen delegados para la Convención de Congreso y la Convención Estatal, siendo esta última crucial para la nominación presidencial al seleccionar delegados para la convención nacional de cada partido político. Desde 1972, el Caucus de Iowa ha adquirido notoriedad al convertirse en un indicador anticipado del posible candidato presidencial favorecido por su partido, a pesar de que representa aproximadamente el 1% de los delegados nacionales.
A diferencia de las primarias, las asambleas electorales están dirigidas por y para los partidos políticos, no el estado federal. Durante los años presidenciales, la primera tarea importante es realizar la encuesta de preferencia presidencial. Para los republicanos, un representante, también conocido como capitán de distrito/caucus, de cada campaña pronunciará un breve discurso en apoyo de su candidato. Luego se entregarán a los votantes papeletas de voto para que hagan su elección. Una vez recopilados y registrados, los resultados del distrito electoral se anunciarán y luego se enviarán al Partido Republicano de Iowa.
En una encuesta de YouGov/CBS News realizada el mes pasado, el 58% de los probables votantes del caucus republicano dijeron que apoyarían a Trump, el 22% por el Gobernador de Florida, Ron DeSantis; el 13% se inclinaba por la Gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley; y el 4% mencionó al emprendedor Vivek Ramaswamy.
Entre las preguntas clave antes de la primera contienda de la carrera presidencial republicana de 2024: ¿Asistirán los republicanos de Iowa a los caucus el lunes durante una brutal tormenta invernal para el favorito Donald Trump? ¿Se subestima el juego terrestre de Ron DeSantis? ¿Hay alguna señal de un aumento tardío de Nikki Haley? ¿Tiene razón Vivek Ramaswamy cuando dice que las encuestas no captan su apoyo?
La composición demográfica de los republicanos de Iowa probablemente explicó las victorias inesperadas del Partido Republicano en el estado durante ciclos electorales pasados. Un bloque de votantes evangélicos muy bien organizado y socialmente conservador ha dado a veces un impulso a un candidato socialmente conservador que sigue siendo un contendiente importante pero no el favorito.
“¿Asistirán los republicanos de Iowa a los caucus el lunes durante una brutal tormenta invernal para el favorito Donald Trump? ¿Se subestima el juego terrestre de Ron DeSantis? ¿Hay alguna señal de un aumento tardío de Nikki Haley? ¿Tiene razón Vivek Ramaswamy cuando dice que las encuestas no captan su apoyo?”
Sin lugar a dudas, el expresidente Trump lleva las de ganar el Iowa. Aún así, la historia dice que son pocos los republicanos que han ganado Iowa y luego la nominación del partido. Por ejemplo, en 2016, el Senador por Texas Ted Cruz ganó Iowa pero perdió la nominación ante Trump. En 2012, el Senador por Pennsylvania, Rick Santorum, ganó Iowa pero la nominación fue obtenida por el Senador por Utah, Mitt Romney. En 2008, el Gobernador de Arkansas, Mike Huckabee, venció a Romney, pero el Senador por Arizona, John McCain, que quedó cuarto lugar en las asambleas de Iowa, finalmente se convirtió en el nominado del GOP. En 2000, George W. Bush –un candidato poco común que atraía tanto a evangélicos como a moderados– fue un claro ganador en su camino a la Casa Blanca.
Trump y sus innumerables problemas legales han cobrado gran importancia en las primarias presidenciales del Partido Republicano, especialmente cuando los republicanos en el estado de Iowa toman su decisión final sobre a quién respaldar en las asambleas electorales del lunes por la noche. Las encuestas han mostrado que el ex presidente tiene una ventaja considerable tanto en Iowa como a nivel nacional, incluso cuando enfrenta cuatro acusaciones y espera una decisión de la Corte Suprema sobre los esfuerzos para sacarlo de la boleta electoral en Colorado.
El expresidente y sus aliados han hecho de las luchas legales una parte clave de la campaña. Trump hizo dos comparecencias opcionales ante el tribunal esta semana: una audiencia en un tribunal federal de apelaciones sobre si tiene inmunidad presidencial y los argumentos finales en su caso de fraude civil en Nueva York, mientras sus sustitutos y rivales hacían campaña en todo Iowa.
“Trump y sus innumerables problemas legales han cobrado gran importancia en las primarias presidenciales del Partido Republicano.”
Después de meses de campaña, los candidatos republicanos que compiten por derrocar al presidente Joe Biden en noviembre enfrentarán su primera prueba formal en las urnas en los caucus de Iowa este lunes. Que comience el show.