Nagorno-Karabaj sucumbió
Rafael Paiz Conde recorre la historia del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán.
El pasado 3 de octubre fueron detenidos por las fuerzas de seguridad de Azerbaiyán, los líderes de la región de Nagorno-Karabaj. Con este hecho se ponía fin a la última invasión a esa región, con mayoría de población armenia, enclavada en Azerbaiyán. poniendo punto final a su anexión a Bakú. Sin embargo, muy probablemente, no lo hará con el conflicto que desde hace décadas enfrenta a los dos estados del Cáucaso.
Nagorno-Karabaj, Artsaj o alto Karabaj son tres formas de llamar a una misma región. Con 11 mil kilómetros cuadrados, ese territorio es poco más grande que el departamento de Izabal. Perdido en el corazón del Cáucaso, montañoso y escarpado, con pocos recursos naturales, pero con alto valor simbólico y una ubicación estratégica. Este territorio se considera la cuna de la civilización y de la religión armenia, que fuese el primer estado en el mundo en oficializar el cristianismo en el año 301.
El Cáucaso ha tenido un alto valor estratégico desde tiempos inmemoriales. Por ello a lo largo de la historia grandes imperios se han esforzado en poseerlo. Medas, partos, romanos, bizantinos, persas, rusos y otomanos, han intentado controlarlo. El motivo principal, ser el puente entre los continentes europeo y asiático. Esto lo hace ser una región convulsa y violenta.
Armenia perteneció al imperio otomano hasta la derrota de éste en la Primera Guerra Mundial. Su población, con una cultura propia y religión cristiana, gozó de un estatus de habitantes de segunda clase para el sultanato en Estambul. Por ello, sufrieron fuerte represión e incluso un genocidio donde murieron más de 2 millones de personas en 1916. Por su parte, los azeríes, musulmanes chiítas, estaban integrados al imperio ruso. Sin embargo, motivos étnicos, religiosos y lingüísticos los hacen identificarse como parte integral de la nación turca. En 1922, Stalin crea la región autónoma de Nagorno-Karabaj con población armenia en el territorio de la República Socialista de Azerbaiyán.
Durante la era soviética se logró un estado de aparente calma, tras su desintegración, estalló una guerra entre ambos estados buscando el control de esa pequeña región. Luego del cese al fuego de 1994, Armenia, con el apoyo ruso, recupera el control de Alto Karabaj y de sus provincias circundantes. Arrebatándole a Azerbaiyán un 10% de su territorio. Esta guerra obligó a casi un millón de azeríes a desplazarse y refugiarse.
Las tensiones continuaron durante 25 años sin ocasionar mayores cambios, salvo algunas escaramuzas. La tutela de Moscú logró impedir durante esos años, que la violencia escalara. Sin embargo, Azerbaiyán, gran productor y exportador de hidrocarburos, pudo, con el apoyo de Ankara, rearmarse y equiparse con el objetivo de recuperar el control del enclave.
En septiembre del 2020, en plena pandemia, volvieron las hostilidades. El régimen de Bakú, mediante una estrategia de guerra relámpago y apoyada diplomática y militarmente por Turquía, logró derrotar a Armenia en pocas semanas. Solamente la mediación de Putin pudo evitar la caída de Nagorno-Karabaj en manos del gobierno azerí. Tras la derrota, Armenia perdió las zonas ganadas en 1994. Sin embargo, pese a ello, mantuvo la disputada región de Artsaj.
Esta última intervención militar se justificó como una acción antiterrorista al vengar la muerte de cinco policías azeríes al estallarles una mina. La severa y desproporcionada respuesta demuestra que ese no era el motivo real. Es sabido que la toma completa del Nagorno-Karabaj era el objetivo del régimen de Bakú. Aprovechando la coyuntura, Rusia está concentrada en su propia invasión a Ucrania y sus ojos y agenda no se interesan por un pequeño pedazo del Cáucaso. Finalmente, Azerbaiyán ha logrado su propósito, obligando a cien mil personas a abandonar sus casas, sus tierras y sus monasterios para refugiarse en Armenia.
![](https://substackcdn.com/image/fetch/w_1456,c_limit,f_auto,q_auto:good,fl_progressive:steep/https%3A%2F%2Fsubstack-post-media.s3.amazonaws.com%2Fpublic%2Fimages%2Fcc1cc0c3-90b0-42bf-b40e-fb4104adf54b.avif)
El conflicto de momento ha cesado, pero es previsible que esto solo sea momentáneamente. La región del Cáucaso es un paso estratégico y su control es vital para la hegemonía regional. Armenia parece que, nuevamente, es víctima de las luchas entre grandes imperios: Rusia, Turquía, e Irán tienen intereses manifiestos allí. Aparentemente están dispuestas a que Azerbaiyán y Armenia hagan el trabajo sucio (la Guerra) para ellos obtener los réditos.
“La región del Cáucaso es un paso estratégico y su control es vital para la hegemonía regional. Armenia parece que, nuevamente, es víctima de las luchas entre grandes imperios: Rusia, Turquía, e Irán tienen intereses manifiestos allí.”
Rusia, que en el siglo XX durante la era soviética había mantenido la tutela de la región, ha perdido su influencia. Su invasión a Ucrania la ha alejado, de momento, del gobierno armenio. El régimen democrático de Ereván se aleja de Moscú y se acerca a occidente, pero este último ha tomado una actitud diametralmente opuesta que con Zelensky. De momento, no pasa de las condenas diplomáticas.
Irán e Israel tienen intereses en el conflicto. Azerbaiyán es el proveedor de 65% del petróleo para Tel Aviv, quien a cambio le da un apoyo militar. El régimen ayatola por su parte, pese a compartir el islam chiíta, toma partido a favor de Ereván, ya que en su territorio viven casi 18 millones de azeríes, siendo la minoría étnica más grande del país persa. Es natural que tema de un movimiento separatista auspiciado por Bakú.
El gran actor de este conflicto es el líder turco Erdogan, quien ha mantenido un apoyo incondicional a Azerbaiyán. En sus alocuciones indica que son dos estados y una sola nación. Sumado a la enemistada histórica, que por razones religiosas tiene con armenia, Ankara niega, al día de hoy, el Genocidio Armenio. Incluso en 2020 envió mercenarios sirios y libios a combatir.
“El gran actor de este conflicto es el líder turco Erdogan, quien ha mantenido un apoyo incondicional a Azerbaiyán.”
Sin embargo, basta ver el mapa de la región para entender su apoyo a Bakú. Con el control de Nagorno-Karabaj por los azeríes, Turquía podría fácilmente anexar el Corredor de Latchi, al sur de Armenia y junto a Azerbaiyán rodear toda la frontera norte iraní. lo que le daría a Erdogan una posición inmejorable, volviéndolo el líder indiscutible en la región.