Lo que en realidad se decide con esta elección
José Luis Moreira sobre el ataque reaccionario a Semilla.
Después del sorpresivo triunfo de Bernardo Arévalo y el Movimiento Semilla el 25 de junio, los ataques reaccionarios no se hicieron esperar. La constante apelación a fantasmas del pasado, junto a petates del muerto más contemporáneos, plagaron las distintas tribunas de discusión pública en Guatemala, notablemente en las redes sociales. Pero no caigamos otra vez. Como ocurrió en el caso de la cruzada contra la corrupción de 2015, el discurso reaccionario tiene como objetivo inducir a polarizaciones paralizantes que, ulteriormente, evitan la encarnación de consensos para empujar las reformas urgentes que todos sabemos que necesita el país urgentemente. Ya lo lograron una vez.
Incluso después de aberrantes toqueteos güisachezcos al proceso electoral, que culminaron en la exclusión de candidatos “antisistema,” Semilla pudo competir y asegurarse un dignísimo lugar en la segunda vuelta del 20 de agosto. Ahora, con la colaboración ilegal de cortes ilegítimas y protectoras del sistema, el Pacto de Corruptos quiere poner en duda el categórico mensaje que los ciudadanos de Guatemala les dieron el 25 de junio: ya no queremos a los políticos de siempre. Ya estamos hartos de los corruptos y de los privilegios.
Por esa razón no hay que perder de vista qué se está decidiendo en esta elección, si finalmente ocurre. No se trata de una discusión sustancial entre el contenido de distintos programas de gobierno o la supuesta radicalidad de una opción versus otra. Ojalá haya tiempo para eso después. Ahora se trata de elegir entre lo que representa Sandra Torres con la UNE y el testimonio vivo de lo que Semilla ha hecho en el panorama político nacional durante los últimos años. Semilla ha efectivamente encarnado una nueva forma de hacer política alejada de la sumisión a los poderes fácticos tradicionales y su pisto, incorporando gente, jóvenes, sin tachas obscenas a la cual los políticos tradicionales nos tenían acostumbrados. Con todo y esos errores que les hemos adjudicado, a veces con excesiva severidad.
“Semilla ha efectivamente encarnado una nueva forma de hacer política alejada de la sumisión a los poderes fácticos tradicionales y su pisto, incorporando gente, jóvenes, sin tachas obscenas a la cual los políticos tradicionales nos tenían acostumbrados.”
Porque, a su vez, la participación de Semilla, ya victoriosa desde muchas perspectivas, abre el horizonte a otras manifestaciones del hacer política alejadas de la vulgar ignorancia, del tropicalismo pistero y de los dogmatismos obscurantistas. El amparo a Semilla, entonces (especialmente en estos momentos tan críticos) es también un apoyo a la gestación de otras opciones políticas que, en toda su justicia, podrán diferir de las prioridades programáticas de la visión semillera. Toda nación merece disensos y debates políticos sanos en un marco institucional alejado del asqueroso funcionamiento de la política extractiva que nos gobierna desde hace décadas, o siglos.
El espaldarazo a Semilla no se tiene que hacer esperar. En estos momentos es crucial luchar contra la agresiva desinformación y acuerpar el ímpetu político que lleva Semilla y todo lo que representa. Especialmente si usted no está de acuerdo con ellos. Porque de esto dependerá si sus opiniones llegan a tener una representación política digna en el futuro o si seguirán siendo abanderadas por vulgares ladrones.