El Último Cónsul de Roma
Rafael Paiz Conde repasa el legado de Silvio Berlusconi y su política-espectáculo en Italia.
Falleció Silvio Berlusconi. Polémico en vida, tras su muerte, las opiniones sobre él mantendrán el tono. Magnate de la televisión, político, dirigente deportivo; el “Cavaliere”, raro personaje que triunfó en prácticamente todo. Berlusconi es una figura que merece ser estudiada. Desde sus origines en una familia italiana de clase media, con talento, astucia y argucias, alcanzó la cima en los negocios y en el complejo sistema político italiano. Desde estudiante se iniciaba en los negocios grises, al vender copia de sus deberes a sus compañeros y ofreciendo en garantía devolverles el dinero si no obtenían un buen punteo.
En el Paris de los cincuentas se matriculó en la Sorbona sin graduarse. Lo que sí logró fue desarrollar su gusto por los clásicos de la canción gala, llegando a ser crooner. Aficionándose por el estilo de “Bon Vivant” que le acompañaría el resto de su vida; y que no pocos problemas le trajo.
De regreso en Milán, culmina sus estudios de Derecho. Demuestra su olfato para el negocio de los medios. Su tesis en 1961 sobre la publicidad televisiva da fe de ello. Sin embargo, su conquista del mundo del espectáculo debía esperar. Sus primeros éxitos son en los desarrollos inmobiliarios.
Los setentas fueron el momento en que Berlusconi dio el gran salto a la TV. Fiel a su estilo, fue bordeando la legislación de la materia que logró que una cadena local transmitiera a nivel nacional. La programación de concursos, espectáculos de variedades y presentadoras ligeras de ropa, fueron la fórmula con la que pudo revolucionar la TV. italiana. Nacía así el “estilo Berlusconi.” Esto lo construyó gracias a sus contactos con altos jerarcas de la banca, empresarios, la iglesia, la masonería, el ejército y la política. Especialmente con la gran figura de la política italiana del momento, su íntimo amigo: el socialista Bettino Craxi.
En 1984 comienza para Silvio una década dorada. Su emporio televisivo se consolidó y amplió a Europa. Su ascenso meteórico, tiene paralelismos en los triunfos del AC Milán, equipo de su propiedad, que consiguió volver de la Serie B a coronarse campeón de Europa 3 veces en 10 años.
Mientras era todo un “Rey Midas,” el contexto político de su país era diametralmente opuesto. Una crisis inédita se vivía en esa República tan acostumbrada a estas. Para 1994, cincuenta coaliciones de gobierno se habían conformado desde 1946. El sistema Político Italiano naufragaba luego de los escándalos de “Tangentopolis” (Ciudad- soborno) y los procesos “Mani pulite” (Manos limpias).
La corrupción llegó al paroxismo cuando el mismo Craxi, en un discurso en el parlamento, esbozaba la degradación aduciendo que todos los partidos políticos, prensa y autoridades recurrían al financiamiento ilícito. Llegando a pronunciar en el pleno del parlamento: “No creo que haya nadie en este hemiciclo, responsable político de organizaciones importantes, que pueda ponerse de pie y pronunciar un juramento en sentido contrario…”. En ese contexto, Berlusconi, con su estilo, funda un partido sin ideologías que tomó su nombre del cántico de los tifosi “Forza Italia!” Llega a la jefatura de Gobierno siendo así el primer outsider moderno y creador de la “Política-Espectáculo.” Su primer periodo fue breve. Duró 8 meses, su salida fue forzada cuando su alianza con la extrema derecha se rompió tras un escándalo de evasión fiscal que le apuntaba directamente. Regresaría a al Palazzo Chigi en dos ocasiones más. Llevando, en cada mandato el estilo Berlusconi cada vez más lejos.
“Berlusconi, con su estilo, funda un partido sin ideologías que tomó su nombre del cántico de los tifosi “Forza Italia!”
Revolucionó la forma de hacer política. Personaje controversial, utilizó esta característica para posicionarse. Nunca huyó al escándalo, ya que sabía que sus seguidores lo acuerparían incondicionalmente. Carismático, difícilmente pasaba desapercibido, fue amado por unos y odiado por otros. La fórmula, de la “Política Espectáculo” creada por él le funcionó. Su permanencia al frente del gobierno italiano por 3340 días le coloca como el funcionario que más tiempo ha ostentado ese cargo, es decir poco más de 9 años. Siendo el político de mayor influencia de su país, con 30 años en la palestra.
Imposible sería obviar sus escándalos y líos de faldas, ya que estos provocaron sus caídas y manchan su carrera. Entre luces y sombras, tal y como vivió, este hombre que dominó desde lo más alto, la política, los negocios y los medios, es decir El Poder, demostró sus virtudes y defectos. Berlusconi se convierte entonces en una figura aspiracional de un grupo considerable de italianos, que intentó colocar a su país como protagonista en la escena internacional.
Sin embargo, deja una Italia dividida ante su imagen. El gran misterio será saber si el partido fundado por él y para él logrará subsistir; o si estará condenado a desaparecer, como ocurre con los vehículos electorales hechos a la medida de su líder. Otra incógnita es saber cuan profundo será el vacío que deja su muerte y quien tomará su estafeta. No es extraño que fuera en Roma, en donde de la mano de los Gracos se inventara el populismo; ni que fuera allí, 2120 años después, que Berlusconi hiciera lo mismo con la Política Espectáculo.