El Liberalismo en la Primera Mitad del Siglo XXI
Javier Calderón Abullarade sobre las amenazas al desarrollo pacífico global.
Este siglo ya ha visto algunas de las peores amenazas al desarrollo pacífico mundial. El radicalismo religioso epitomizado por los ataques del 11 de septiembre de 2001 a las torres gemelas del World Trade Center, en la Ciudad de Nueva York; la muerte de millones de personas como resultado de la pandemia del COVID-19; el auge de gobiernos autoritarios, personalistas, anti-democráticos y anti-liberales como el de Putin, Orbán, Bukele, Bolsonaro, Trump y Xi Jinping, entre otros; y las crecientes medidas para debilitar o terminar la continua ampliación de los mercados, globales, como las sanciones a Rusia y la política estadounidense y europea de de-risking de China. El mundo está en un momento peligroso en que el radicalismo religioso de algunos evangélicos blancos estadounidenses, rusos blancos ortodoxos, hindúes, judíos y grupos islámicos puede ser el factor decisivo y legitimador en la selección de líderes y políticas alrededor del mundo. Los autoritarismos democráticos de inicios del siglo XXI están dando paso a regímenes autoritarios y totalitarios, en los cuáles la competencia política y las necesidades de las mayorías suelen ser supeditadas a los intereses de pequeñas élites conservadoras y corruptas gobernantes. Y el descontrol y opacidad en el desarrollo, despliegue y uso de armamentos nucleares y biológicos y la reducción del libre comercio global están poniendo en riesgo la paz entre las naciones.
El zeitgeist del mundo, el espíritu de nuestros tiempos está regresando a la guerra mundial. En todos lados políticos, empresarios, intelectuales y movimientos sociales están sepultando el principio de la libertad por una falsa y efímera seguridad basada en el creciente rompimiento de las relaciones globales y en el desarrollo de posturas defensivas que cada vez aumentan más el riesgo de los jugadores. Y el liberalismo Occidental, en gran parte, ha sido secuestrado por quienes usan antojadizamente la idea del individuo para proteger sus privilegios o huir de sus responsabilidades; por quienes usan sus teorías para negar la existencia histórica, social, política, legal y económica de opresión y exclusión de ciertas personas por su identidad étnica, religiosa, sexual, de género, racial y de otros tipos; por quienes confunden anticomunismo con liberalismo, anti-LGBTIQ+ como liberalismo, racismo con liberalismo, conservadurismo religioso con liberalismo, privilegios económicos con liberalismo, corrupción con liberalismo… _______________________. Dejo el espacio anterior para que lo llenen ustedes con su propio ejemplo.
“Y el liberalismo Occidental, en gran parte, ha sido secuestrado por quienes usan antojadizamente la idea del individuo para proteger sus privilegios o huir de sus responsabilidades.”
En el caso de Guatemala el “liberalismo” actual se ve más como la defensa hacia empresarios cuyo éxito histórico se ha debido a privilegios públicos obtenidos por medio de relaciones corruptas y opacas con políticos y que tratan de esconder la inmoralidad de sus actos detrás de una cortina de conservadurismo religioso católico o evangélico. Es más, la lucha religiosa conservadora en contra de la libertad de que cada uno escoja o defienda las características valiosas de su propia identidad es la máxima expresión de ese “liberalismo” anti-liberal. La corrupción es la forma “virtuosa” en que se trata de defender la perversión de las instituciones democráticas. El uso de medidas autoritarias y violentas, legales o ilegales, en contra de quienes critican los abusos de los poderosos se presentan como una lucha ideológica y de principios en contra de un supuesto diablo socialista. Es decir, las agencias de relaciones públicas, los discursos políticos, los netcenters y los generadores de opinión pública han logrado convertir a la idea de libertad en el contenedor de un montón de basura. No es de extrañar que Trump, Bolsonaro, Putin o Erdogan sean sus ídolos, se cambió el principio por la persona, la razón por la fuerza, la ley por el fraude, la verdad por la mentira, el bien público por la seguridad privada, las aulas y los periódicos por Twitter, la paz por la violencia, la bondad por la venganza.
“No es de extrañar que Trump, Bolsonaro, Putin o Erdogan sean sus ídolos, se cambió el principio por la persona, la razón por la fuerza, la ley por el fraude, la verdad por la mentira, el bien público por la seguridad privada, las aulas y los periódicos por Twitter, la paz por la violencia, la bondad por la venganza.”
Entonces, si el peor enemigo del “liberalismo” no es el liberalismo entonces vamos a dejar que nuestro mundo se vaya por la borda. ¿Acaso podemos resolver nuestros problemas más justamente con el uso de medidas violentas? ¿Y si quien nos desagrada es más fuerte que nosotros, quiere eso decir que estamos equivocados y que debemos postrarnos y besarle la rabadilla? ¿Qué pasa si no todos creemos en el Cielo o en el Infierno o qué hacemos con los apóstatas y herejes que todavía creen que su cuerpo es su templo y no el de algún “profeta” de escenario o “representante de Dios sobre la Tierra”? ¿Qué pasa si yo no quiero ir a morirme a una guerra para defender el enriquecimiento ilícito de un político? ¿Qué hago si no quiero que los ricos se hagan más ricos abusando de mi pobreza? Eso en términos técnicos se llama competitividad en el costo laboral o de la mano de obra. La Historia no ha llegado a su fin, ni la del Liberalismo, ni la de nadie; si otros quieren defender su maldad, que lo hagan con sus propios títulos e ideas. El mundo está en peligro, nosotros recién nos salvamos de uno grande, sigamos luchando no solo por la transparencia de los políticos, sino también por la de nuestros valores e ideas.