El gran perdedor
Allan Ortiz hace un llamado a revalorizar las conquistas democráticas en el país.
Los gualtemaltecos tendemos a pensar desde una perspectiva pesimista la actualidad y el futuro. Sin embargo, como dice el adagio, "quién no conoce su historia, está condenado a repetirla." Frente a la amenaza narrativa de la eterna crisis, nos hemos olvidado de lo que hemos aprendido como país. Si bien es cierto que apoyos y molestias se manifiestan en redes por el actuar de las instituciones públicas, también es cierto que la crítica es sobre la funcionalidad y claridad institucional, y no debido al reporte de pérdidas de vida en contexto electoral como ha sucedido en Kenya o Pakistán.
Si bien hemos perdido en términos de tiempo y oportunidades, también debemos admitir que como sociedad hemos aprendido. Hoy podemos decir con dignidad que nuestra lucha narrativa evidencia un tipo de madurez política y democrática. En ese sentido, no podemos juzgar nuestra actuación institucional como un mero berrinche político que obedece a dimes y diretes, sino a la puesta civilizada de la valorización de lo que se supone correcto según lo escrito.
Es comprensible como los más jóvenes se pueden desesperar por las coyunturas, pero es importante recordar que antes la pelea no costaba likes sino vidas o amenazas. Es importante recordar que la lucha narrativa, por muy seductora que parezca, no es significante de la realidad, sino que debería ser un reflejo explicativo de ella. Así, no podemos entregar nuestras profundas y amables esperanzas para el desarrollo y un buen vivir a la alarma coyuntural que rápido pasa y poco deja.
El muy admirado filósofo Søren Kierkegaard elucubra sobre la calidad de la existencia por demás de la calidad de vida. Y basándose en sus premisas que afirman la centralidad del individuo a la hora de establecer la responsabilidad ética, es importante recordar que la validez de dicho y hecho solamente cobra constancia y relevancia según la perspectiva de quien emite su opinión. Así, por más crítica y peligrosa que se presente la realidad desde la narrativa establecida, también es vital encontrar en la historia, vivencias y lecciones, las herramientas para entender que hoy, a pesar de los pesares, hemos avanzado como sociedad.
“Por más crítica y peligrosa que se presente la realidad desde la narrativa establecida, también es vital encontrar en la historia, vivencias y lecciones, las herramientas para entender que hoy hemos avanzado como sociedad.”
Ninguna sociedad está terminada, y todo orden establecido institucional, formal o informal, la apreciación, reconocimiento y publicidad de la historia, es clave para emitir errores y reconocer avances como sociedad. Está en tela de juicio. Sin embargo, nuestro horizonte interpretativo como guatemaltecos enmarca nuestras virtudes, fracasos y experiencias y son eminentemente importantes para entender el momento en el que nos encontramos. Tras un poco de revisión y honestidad intelectual, debemos entender que hoy no somos los grandes perdedores, a menos que así lo decidamos. Aunque parezca que estamos perdiendo, ya hemos ganado hace mucho y no debemos subestimar esas dignas victorias.